Y sí. Los impuestos aumentan simulando un destino seguro, los empleados de la ciudad son echados porque su trabajo resulta infructuoso y su sueldo innecesario mientras haya tantos negociados seguros por hacer (siempre en beneficio del pueblo) y los cartoneros son expulsados de los únicos espacios que les dio la sociedad, pero es porque ellos no son lo suficientemente inteligentes como para aceptar los beneficiosos tratos que les ofrece nuestro Sr. Jefe de Gobierno (¿quién querría hacerlo cuando pueden seguir disfrutando de una maravillosa vida sin derechos?).
En fin, nuestro respetable representante, que no me representa a mí al menos, está tomado todas las medidas que siempre supimos que iba a tomar. Aún me asombran los comentarios que saltan en respuesta, reflejando sin darse cuenta al menos 3 clases de argentinos promedio. Algunos están de acuerdo con las medidas tomadas, pero ¿cómo evitarlo? Más allá de la ideología gorila, siempre hubo hijos de puta en la sociedad argentina. Otros saltan, atajándose con el “yo no sabía que iba a aumentar los impuestos, sino no lo hubiera votado”. Ahí es cuando estamos en presencia, creo yo, de los seres más complejos. Pues nos dejan con dos opciones, y no se hacen responsables de ninguna: o son tan caretas que no admiten siquiera que ser tan hijos de puta como los anteriores, o es que sus neuronas carecen de la capacidad de recordar, hacer asociaciones, y meditar posibles consecuencias de sus actos. De cualquier manera, suelen ser la clase más peligrosa a mi modo de ver. La otra son los que siempre se quejaron y ahora dicen “te lo dije” con toda razón. Sin embargo, ¿cómo hacer para que el saber lo que va a pasar y el tratar de explicarlo a la sociedad no quede como simple rebeldía, como un estar en contra de todo porque nada es como el modelo socialista o anárquico que buscamos, pero con el que tampoco estaríamos de acuerdo una vez aplicado?
En fin, nuestro respetable representante, que no me representa a mí al menos, está tomado todas las medidas que siempre supimos que iba a tomar. Aún me asombran los comentarios que saltan en respuesta, reflejando sin darse cuenta al menos 3 clases de argentinos promedio. Algunos están de acuerdo con las medidas tomadas, pero ¿cómo evitarlo? Más allá de la ideología gorila, siempre hubo hijos de puta en la sociedad argentina. Otros saltan, atajándose con el “yo no sabía que iba a aumentar los impuestos, sino no lo hubiera votado”. Ahí es cuando estamos en presencia, creo yo, de los seres más complejos. Pues nos dejan con dos opciones, y no se hacen responsables de ninguna: o son tan caretas que no admiten siquiera que ser tan hijos de puta como los anteriores, o es que sus neuronas carecen de la capacidad de recordar, hacer asociaciones, y meditar posibles consecuencias de sus actos. De cualquier manera, suelen ser la clase más peligrosa a mi modo de ver. La otra son los que siempre se quejaron y ahora dicen “te lo dije” con toda razón. Sin embargo, ¿cómo hacer para que el saber lo que va a pasar y el tratar de explicarlo a la sociedad no quede como simple rebeldía, como un estar en contra de todo porque nada es como el modelo socialista o anárquico que buscamos, pero con el que tampoco estaríamos de acuerdo una vez aplicado?
Me resulta muy dificil saber qué decir en una discusión en la que estoy segura que tengo razón. O porque no puedo tomar en serio nada de lo que me dice la otra persona, o porque donde sé que tiene razón, no sé porque le da importancia, si los hechos opuestos para opinar como yo son tan amplios y tanto más válidos.
En fin, creo que lamentablemente muchas veces tenemos las clases políticas que nos merecemos. ¿Cómo puede ser que hace unos años se votara a Perón, luego se quisiera un golpe de Estado, luego se quisiera la democracia solidaria por sobre todo, luego el modelo neoliberal, luego a la Alianza, luego se apoyara a los piqueteros en sus justas luchas, y ahora, con algo de reactivacion, todos alaben nuevamente al neoliberalismo que fue, es, y ojala que nada lo supere porque ahí estamos muertos, la forma más ruin y descarada de manejar las cosas de manera premeditada y con un plan sistemático para provocar el daño ajeno, del que se supone se desprende el poder personal?
Y éstos ejemplos son actuales, pues bien podríamos remontarnos a 1810, y antes. El pueblo argentino todavía está indeciso. No hemos sentado las bases para el país que queremos. Un sector poderoso quiere un modelo inaceptable para las masas que, sin poder económico, se oponen con su lucha y organización. Las idas y vueltas nos mantienen en un stand by, pero los momentos que para mí fueron retroceso nos han marcado, en líneas generales, mucho más que los períodos en que progresamos. Es que cuesta mucho producir algo que en poco tiempo se destruye, y es factible de llevarlo a su otro extremo.
La verdad, veo en estos momentos un cambio en la coyuntura internacional, un cambio en Latinoamérica, un cambio en el mundo y en las intenciones y posibilidades que tenemos los que buscamos un modelo distinto. Estoy segura de que eso se puede lograr. Lo que espero es que podamos asentarlo de manera tal que sea inamovible.
Unidos somos fuertes
Organizados invencibles
¡VENCEREMOS!
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