ESTO QUE ESCRIBO SURGE EN BASE DE LA EDITORIAL DE “LA NACION” DEL 22/04/08.
Partamos de la base ante todo de que el periodismo independiente no existe. Ningún periodista puede desentenderse de lo que escribe. Ya sea porque usa uno u otro adjetivo, o porque se centra en uno u otro aspecto de la noticia; un periodista, al igual que un escritor con su novela, siempre deja entrever en sus líneas su opinión política, cuando no, la del diario. Por otro lado, nos mentimos si decimos que en este país el periodismo está comprometido con “la democracia y con el respaldo irrestricto a las libertades de pensamiento y de expresión.” Desde que existen los diarios, podemos notar que tras una misma noticia, y con una misma imagen de la misma, el relato de cada historia es completamente diferente y, lo que es más, antagónico. Los diarios han servido, en los períodos más dictatoriales (incluso en gobiernos democráticos), para cubrir las verdades. Basta simplemente con ver las noticias que surgían durante la guerra de Malvinas, o sobre los cuerpos (de “subversivos”) que aparecían en los ríos, en los años de la última dictadura militar. Ahora, si vamos a remontarnos a períodos estrictamente constitucionales, y quiere decirse que la prensa tiene un mero papel informativo y de mucho compromiso con la sociedad, basta analizar el papel que tuvieron los medios durante el gobierno de Illia. No se necesita ser un gran historiador, o leer mucho para saber que los medios contribuyeron en gran medida a formar una opinión pública de él negativo, y que derivó inevitable y previsiblemente en el golpe de Estado que lo sacó del poder.
Por otro lado, con noticias como estas se hacen notar las contradicciones de quienes buscan su propio beneficio: el periodismo tiene el deber de informar, pero cualquiera que opine sobre como desarrollan su trabajo los medios de comunicación, se están metiendo en arenas peligrosas. Donde nadie los llama, y donde no deberían estar, bajo la simple excusa de que “quieren reprimir la libertad de expresión”. Si cada uno es libre de hablar, ¿Entonces por qué la presidenta fue criticada cuando dijo que la caricatura sobre ella le parecía “cuasi-mafiosa”? Si realmente no respetara la libertad de prensa, entonces tendría que haberse abocado a censurarla, o castigar al diario con alguna medida, en lugar de simplemente decir lo que pensaba, actitud que aparentemente deberían defender los señores periodistas.
Antes de seguir me gustaria hacerles una pregunta: ¿se puede hablar con el editor? Me gustaria que si su opinión es que el gobierno tiene tendencia al autoritarismo y la intolerancia, me dijera cuáles son esas tendencias. Quizás el hecho de que critiquen a los medios en lugar de censurarlos es una medida autoritaria. O quizás lo es el hecho de que repriman a las personas que estaban con las cacerolas en 9 de julio y no las dejaran manifestarse. O el hecho de que arrestaran a los señores del campo que realizaban un lock out patronal e impedían el acceso por las rutas y el abastecimiento de los habitantes de la nación. Cabe aclarar que no solamente es posible procesarlos por amenaza sino también por el lock out. Una nota hecha a un dirigente de una agrupación rural dijo en enero del año pasado que evidentemente los ciudadanos no se daban cuenta de que ellos tenían el poder de abastecer a los 37 millones de habitantes. Que el gobierno de Kirchner era vengativo, y que no servían los paros. Que para que los ciudadanos empezaran a entender el asunto, iba a haber que demostrarles que ellos podían desabastecernos!!! ¿¿No les parece flor de amenaza?? ¿¿Pero que diario recuerda eso??
Ahora, la institución educativa no se sometió a ninguna voluntad política. Vio simplemente el cartel luminoso que cuelga del cuello de los periodistas, y que los hace ver como intolerantes, discriminatorios y tendenciosos. Que se cubren con el velo de la objetividad y se encargan en el mientras tanto de colar su propia opinión en los textos, en un “ente líneas” demasiado evidente para cualquier lector medianamente atento.
Por otro lado, me parece más que necesario que las instituciones educativas se comprometan con su realidad. Que digan que “La Facultad de Ciencias Sociales de la UBA ha desmentido, así, la tradición de independencia que fue, en todas las épocas, uno de los honrosos y frecuentes timbres de honor de las universidades públicas argentinas.”
es, en mi opinión, ridículo. En primer lugar, porque una opinión sobre el contexto que se esta viviendo en el país, y cómo manejan los medios la información sobre ese contexto, es simplemente una opinión, y es fundamental. Podrá gustarle o no a los señores periodistas, pero no por eso deja de ser legítima. Por otro lado, porque con la excusa de que la UBA debe ser independiente de la realidad, se arman sus planes de estudio con el fin de lograr profesionales como quiere el sistema. Se basan para enseñar en teorías dadas por filósofos hace miles de años en realidades completamente distintas, y nos encontramos con profesionales que no saben cómo aplicar sus conocimientos a la realidad. Se pretende que la practica sea algo que se adquiera una vez que uno se egresó, pero la practica debe darse al mismo tiempo que se estudia. La universidad es parte de nuestra sociedad, y las decisiones que toman el gobierno o las empresas privadas muchas veces afectan directamente a los estudiantes, los profesores, o a la propia institución. Entonces, ¿Por qué no plantear que los estudiantes intervengan en el sentido contrario? Lo único que se logra entonces es que las masas de estudiantes puedan ser afectadas sin derecho a reclamar o participar de ninguna manera. De esta manera se las entrena para la vida en sociedad: ser afectado siempre sin poder hacer nada al respecto. Los estudiantes son los mismos que ejercen luego, y en cuyos hombros (y en el de algunos actores más) reside en todo momento el destino del país: si se van del país, si se quedan, si trabajan en las villas o viajan al exterior…ellos están directamente relacionados con la realidad.
La intención de la Reforma Universitaria no es, como se pretende hacer creer con esta edición, la de oponerse al poder político por ser hegemónico, sino que se logre la directa participación de los estudiantes en las decisiones gubernamentales de la universidad, que los materiales estén actualizados, que los programas estén actualizados. Que haya una relación entre material de estudio, teoría, practica, y aplicación posterior. La idea de la reforma universitaria es también que la universidad sea para todos. Que esté abierta a las necesidades que tiene el país y el mundo. Y ninguna de estas cosas se logra efectivamente ahora. Y no sólo eso, esa reforma data de hace 90 años. ¿No les parece raro que con todas las cosas que cambiaron en la historia desde 1918, no se haya hecho una nueva reforma?
Respondiendo a lo escrito en la editorial, en primer lugar quiero reiterar que no creo en el periodismo independiente. Sí sé que podría haber algo parecido, pero no es la intención acá. Cualquiera que se precie de periodista independiente, miente. Por otro lado, los medios que hablaron a favor del gobierno…¿¿alguien me puede decir cuales son?? Ya sé que vienen desprestigiando a la UBA…pero lean su informe, y después hablamos.
En cuanto a la frase…“El Estado no debe reprobar ni aplaudir a los medios del periodismo independiente: su misión es aceptar la pluralidad de informaciones y opiniones que conviven en la sociedad y que se expresan a través de los diferentes órganos de prensa.”
¿¿El Estado no debe?? Buenísimo que el periodismo pueda ahora decirme cuales son las funciones que tiene o no el estado. Ahora, ¿¿no estaría bueno que el periodismo se hiciera la misma critica?? ¿¿O, si tanto defiende la libertad de expresión, deje que el gobierno y quien sea, como la UBA, dé su opinión sobre lo que pasa en el país?? ¿¿O la libertad de expresión vale cunado no se critica al periodismo y a su forma de operar?? De vuelta digo, el Estado tiene pleno derecho de opinar a favor o en contra de algo. Eso no implica censura, ni aprietes. Si eso existe, es otro tema, pero si lo que se critica es que digan “me gusta” o “no me gusta”, entonces la crítica que se le hace es, efectivamente “cuasi-mafiosa”. Ahora, el gobierno acepta la pluralidad de opiniones (no voy a extenderme nuevamente sobre esto), lo que no pasa es que el periodismo realmente las refleje. Yo no vi a ningún medio hablando con “los no ciudadanos piqueteros”, ni presentando una nota sobre los pequeños productores que hicieron un paro (excepto Página 12) en contra de los grandes productores, diciendo que no los representaban. Tampoco los vi cubriendo la noticia (de vuelta, excepto por Página 12), del hombre que quedó en terapia intensiva tras ser golpeado por hombres que bajaron de 4 distintas 4x4 para apalearlo.
En cuanto a los “mecanismos de seguimiento y vigilancia”, su función no es más que la que ellos ya anunciaron, y no la de dejar salir las notas que les gusten, ya que eso podrían hacerlo de manera privada sin que la sociedad lo note, ¿no les parece que seria mas efectivo que gritar: “ey! Va a haber censura!!”? Por otro lado, ya en los foros de La Nación se controlan los comentarios para resguardar el debate. ¿De esta manera, está mal si una entidad le dice a un diario: “no distingas entre ciudadanos y piqueteros” (extraña el simple hecho de que haya que aclararlo)? Ahora, la Facultad de Ciencias Sociales, como formadora de los futuros hombres de prensa, es la que menos debería abstenerse de intervenir en los debates relativos a cuestiones mediáticas y políticas. Es justamente quien los forma, quien debe decirles bajo qué postura se los forma, y tomar una posición. Los alumnos deben saber qué posición adopta su facultad en cuanto a un cierto hecho, sino, se formarán también con la idea de que es un tema ajeno a ellos. Esa es la visión neoliberalista que ha quedado de las universidades. ¿Cómo puede entenderse la postura de que un periodista no deba interesarse por lo que se decide en la sociedad acerca de la su función? Es simplemente ridículo y es inentendible que alguien defienda esa postura. Para defender la pluralidad es imperante un periodismo realmente abierto y no predispuesto a los intereses económicos de un sector privilegiado. Y la Facultad de Ciencias Sociales debe salir a decir claramente con qué bases forma a los periodistas, y para qué.
Unidos somos fuertes
Organizados invencibles
¡VENCEREMOS!
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