Últimamente La Nación y Clarín se deleitan hablando de los militantes kirchneristas, y publicitan a la Cámpora como ningún otro espacio. A veces hasta parecen amigos. El otro día me sorprendió gratamente una nota de Clarín. Y es que no entendí si pensaron que nos afectaban con los datos que nos benefician, o de tanto hablar mal del oficialismo, ya no saben qué nos perjudica y qué no.
La nota se titulaba “Plan de lucha. Los tercerizados, el día que mataron a Mariano Ferreyra”, por Antonio Rossi, publicada el 23/04/11. La nota se refería a la disputa existente entre agrupaciones de la “izquierda” tradicional y el gobierno en torno del tipo de contratación laboral. Según el periodista, el gobierno quería “quitarle a los sectores de izquierda la principal bandera que levantan con la situación de los tercerizados”. El planteo es de por sí ridículo. Si una organización pide aumento de salarios, y el Estado lo da, eso es una política de Estado y, en todo caso una victoria de la lucha de los trabajadores, no es un quite de banderas.
En realidad, la nota hacía este planteo para avanzar sobre lo que realmente preocupaba al periodista: cada vez más fondos del Estado van a la contratación en planta permanente de los trabajadores tercerizados. Por supuesto, para la mirada del monopolio esto nunca podría interpretarse como una política de Estado: aumentar y mejorar la calidad de los asalariados, sino que tienen que procesar la información de modo que les sea políticamente redituable, insertando las medidas tomadas en la lógica que quieren instalar de las decisiones que dicen que tiene Cristina... Ella imparte órdenes por rencores personales y ataques del momento, y no porque son parte de un proyecto nacional, popular y largo placista.
El Gobierno viene entonces esmerándose desde el Ministerio de Trabajo por resolver los conflictos laborales pendientes. Pero desde la izquierda niegan lo obrado por el Estado, y desde Clarín se lo demoniza. Por ende, desde distintas miradas, volvemos a tener en un punto más al trostkismo de la mano de la derecha, contra un Gobierno popular.
Vayamos a los datos de Clarín, para que no se sospeche de los datos oficiales –resulta que el problema no es el INDEC, sino cualquier estadística que no los favorezca-. Según el monopolio, “(el Estado) ya pasó a planta permanente –en lo que va del año- a 3.168 trabajadores que pertenecían a distintas empresas contratistas de las concesionarias ferroviarias.” Sin entrar en el debate pachecosolanista de si deben estatizarse o no los trenes –haciendo un esfuerzo enorme para evitar cualquier ironía al respecto del señor mencionado- el Estado tiene puestos en los servicios ferroviarios grandes sumas de dinero en concepto de subsidios, a lo que se suman 16.1 millones de pesos mensuales para el pago de los sueldos, a causa de las efectivizaciones laborales.
Desde principios de enero hasta la última semana previa a la nota –de nuevo, todos son datos del monopolio- han pasado a planta permanente:
1659 personas en la línea Roca
575 personas en la línea San Martín
475 personas en la línea Belgrano Sur
345 personas en la línea Sarmiento
132 personas en el Belgrano Cargas.
Creo que lo único que quedaría es citar el final de tan brillante nota: “Lejos de concluir, el proceso de efectivización promete seguir avanzando. Ya estaría cerrado un acuerdo para que el Estado absorba a otros 400 tercerizados de la línea Belgrano Norte.
Despúes, seguirían los contratados de Metrovías (la operadora de los subtes y la línea Urquiza) y de las ferroviarias de cargas. Según los cálculos en juego, la nueva “ola” de tercerizados agregaría entre 2.000 y 2.500 nuevos empleados al Estado.”
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