sábado, 19 de noviembre de 2011

SUBSIDIOS

Para los que nos cuesta un poco entender de economía, las notas de Alfredo Zaiat en Página 12 suelen ser esclarecedoras. La de ayer, titulada: "Renuncia Voluntaria", habla sobre la eliminación de subsidios por parte del gobierno.
Empieza la nota con una afirmación certera y necesaria para el debate: "Los subsidios al consumo de electricidad, gas, agua y al transporte público tienen un objetivo económico y un componente político ineludible para su análisis."
Explica la diferencia,a su vez, entre las distintas críticas que se vierten a la política de subsidios, tanto por derecha como por izquierda. En la primera, los subsidios son un gasto del Estado innecesario, y la participación del mismo en el marcado es siempre contraproducente. Para los economistas heterodoxos, la política se subsidios atenta contra "la equidad distributiva".
Lo cierto es que los subsidios son parte de una política de Estado, y su aplicación o no debe atenerse al contexto económico. Como aclara Zaiat "No son malos per se, como deja traslucir el discurso de la ortodoxia, que comienzan con los subsidios y luego lo extiende a todo el gasto público." Por eso, eliminar hoy los subsidios tiene que ver no con un recorte del gasto público como publica el monopolio mediático, sino con una política de distribución del ingreso, que cuenta con varios elementos.
A la vez que el Estado recorta los ingresos de las empresas y los grandes grupos concentrados, acumula recursos ("caja"), y luego aplica medidas sociales que tienden a la equidad (asignación universal por hijo, netbooks, aumento de jubilaciones, entre otras). En definitiva, el gobiero actual está funcionando como un gran IAPI, pero en lugar de trasladar recursos de las agroexportaciones a la industria nacional, lo hace entre clases sociales, en la forma de políticas sociales.
En algo que no estoy tan de acuerdo con respecto a Zaiat, es en el "altruismo ciudadano" del que depende la medida. En su planteo,la gente puede decidir si quiere o no el subsidio, lo que sería ir en contra de responsabilidades del Estado, que delegan en el ciudadano una decisión que no le corresponde. Y menciona a su vez, otros ámbitos donde debería también aplicarse un abono diferenciado (naftas, subsidios establecimientos escolares privados,etc). Sin embargo, quien no tome la renuncia voluntaria al subsidio, será observado por la AFIP quien definirá en última instancia si le corresponde o no. Es decir, la intención de la renuncia voluntaria va de lamano con la intención que sí resalta Zaiat, de no pagar el costo social que se pagó cuando se puso en marcha la resolución 125.
El autor cita también a la economista Eugenia Aruguete y su libro “La actual política de promoción económica, subsidios y préstamos del Estado Nacional. Gastos tributarios y directos en el marco de una estrategia fiscal expansiva”, donde explica que los subsidios pueden tener distintos fines: sostenimiento de precios, sostenimiento de empresas públicas y el desarrollo de ciertos sectores productivos. La aplicación de subsidios cuando tiende a sostener los precios, incide de manera directa en el ingreso real de la población, y por ende en la demanda agregada.
"En el sector productivo, los subsidios a empresas pueden mejorar las condiciones de producción, estimulando una mayor inversión y favoreciendo el desarrollo de actividades que no se hubieran realizado sin incentivos. (...) Esto implica que una empresa puede ganar mucho dinero y a la vez recibir subsidios, porque sería una decisión del Estado fomentar esa actividad en función de un objetivo de desarrollo. Es lo que hacen otros países estableciendo compromisos de inversiones, creación de puestos de trabajo, metas de exportación de las compañías beneficiadas."
Que el gobierno determine una aplicación de subsidios según los casos en que sea necesario, es una política que tiende a eliminar costos inútiles y transformar su aplicación en una seria herramienta de su política económica.

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