lunes, 6 de junio de 2011

Algunas reflexiones de tarde de domingo

Hasta cierto punto, aunque parezca extraño, está bueno ver que la oposición discuta pelotudeces, como bien dijo Hebe el jueves en la plaza, pero porque el hecho de que tengan que salir a pegarle a las Madres de Plaza de Mayo cual época dictatorial, nos dice que todavía sigue la oposición sin encontrarle la vuelta a la nueva cultura política. Pero debemos prestar atención a este nuevo escenario, para no dormirnos y deglutir el discurso mediático, porque la falta de capacidad de la oposición para articularse en un frente se deriva no de la imbecilidad de los dirigentes, sino de que sus proyectos son excluyentes, y que no tienen base social para reproducir su modelo antinacional y antipopular.
Como ya he mencionado en alguna que otra nota en este blog (aunque no es que esta reflexión sea invento mío), la derecha se ha quedado sin los mecanismos usuales para atropellar la voluntad popular: los golpes de Estado cívico-militares, y los golpes mediáticos. Que sigan necesitando criticar las carteras de Cristina, y a Hebe por la renuncia del apoderado de la Fundación, es una consecuencia directa de que no logran encontrar un discurso que contemple al colectivo de la masa social, superador de los conflictos coyunturales. Que no pueden adecuarse a la nueva conformación social que va rompiendo barreras culturales a medida que se profundiza el proyecto nacional y popular, y por ende ofrecer un alternativa al modelo.
Por otro lado, que tachen a Cristina Kirchner de autoritaria es no comprender lo que es el rol del líder en los procesos de liberación nacional latinoamericanos. En este marco histórico, la partidos políticos se han quedado al margen de la representación. No han estado a la altura de las circunstancias, y por lo general su sectarismo les impide trabajar en conjunto para constituir un proyecto de país que contemple a todos los actores sociales. Los líderes políticos como la Presidenta, en lugar de ser sectarios o autoritarios, permiten una articulación amplia y efectiva de los distintos sectores de la sociedad; permiten que se complementen de una manera coherente, y que encuentren los mecanismos necesarios para producir en conjunto, en lugar de autoexcluirse unos de otros, de atomizarse. El dictador rompe los lazos sociales, el líder los revaloriza, los impulsa, organizando a todos los actores que los hacen posibles. Un líder no es necesariamente autoritario, ni lleva necesariamente adelante un proyecto de realización personal.
En el caso particular de Néstor y Cristina, ellos hasta fueron capaces de convocar en este nuevo esquema que vamos generando, a los marginados del sistema productivo que no tenían otro lugar que no fuera el del crítico de cine, que mira desde afuera pero nunca puede intervenir para modificar la película. Ellos convocaron a espacios minoritarios, y a sectores que de tanta eterna lucha quedaban en segundo plano formando parte del paisaje cotidiano de protestas sociales. Más allá del rol de líder que claramente tiene Cristina, debe entenderse que este proyecto llega a hoy gracias a la base popular que lo acompaña y lo sostiene, es una relación dialéctica.
Que la oposición siga criticando, pero nosotros debemos seguir construyendo y trabajando de manera constante. No podemos enroscarnos en los chiquitajes, ni caer en la trampa de los medios de comunicación, que tratan de instalar situaciones puntuales de pequeña escala como los grandes temas a debatir por la población. Los grandes temas son las medidas tomadas hasta ahora y las que se tomarán. Son las políticas de gobierno las que reflejan de manera global el camino y alcance de este proyecto nacional y popular que defendemos.
La oposición no quiere discutir más derechos humanos, dice que está harta...es porque no toleran el cambio de paradigma y la profundización que viene encarando este gobierno. En una época, luchábamos por la recuperación de los nietos, y por el juzgamiento de los represores. Hoy, hemos podido avanzar e incluir en ese mismo debate la apropiación ilegal de bienes (Papel Prensa), y el rol de los medios de comunicación. Poder profundizar implica poner cada vez en peores condiciones a la oposición para enfrentar el juzagmiento de la historia, del que se autoproclamó víctima Julio Cleto en su momento. Debemos no perder de vista este objetivo y seguir trabajando en conjunto con la sociedad toda, haciéndola parte de un proyecto de país superador. Ya no de izquierda y de derecha entendidas estas como espacios ya teórica y fácticamente definidos, en algún momento y lugar de la historia, extrapolando sus alcances a la Argentina del siglo xxi, sino justamente redefiniendo de manera plural el nuevo espacio enq ue queremos conlfuir, dándole un nuevo marco, propio, latinoamericano, actual.

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